Introducción
La delincuencia, al igual que la economía, se ha globalizado ostentando especial gravedad la delincuencia organizada en sus diversas especialidades y, en concreto el delito de blanqueo de capitales, que ha adquirido un especial protagonismo como mecanismo ilegal de reciclaje de las ganancias ilícitas generadas.
El crimen organizado actúa en múltiples frentes como el terrorismo global; la delincuencia organizada y transnacional en sus diversas facetas -inmigración ilegal y tráfico de seres humanos, tráfico organizado de estupefacientes, tráfico de armas-; la delincuencia grupal o tribus urbanas; la cibercriminalidad o delitos informáticos -ataques a sistemas informáticos, fraudes, contra la propiedad intelectual, pornografía infantil, y como no en la criminalidad financiera.
Es evidente que el terrorismo se ha convertido en la principal amenaza y una prioridad absoluta para los Estados. Constituye el uso de una forma violenta de actuación con la intención de afectar a la estructura del poder en áreas geopolíticas del mundo, que van más allá de la mera estatalidad o a escala de la sociedad global en su conjunto[1].
Terrorismo y delincuencia organizada buscan la desestabilización y la desaparición del orden existente para conseguir sus intereses; unos supuestamente ideológicos otros materiales. Aunque sus estrategias y tácticas pueden parecer distintas, existe una gran coincidencia: ambos fenómenos han internacionalizado sus actividades, se han organizado en red, los dos buscan la penetración e infiltración en el tejido social y económico, tienen una gran capacidad de adaptación y sobre todo utilizan la violencia, la extorsión e implantan el terror.
Javier Zaragoza Aguado[2], manifiesta que los cuatro pilares que conforman esa multinacional del crimen, son: el narcotráfico, el terrorismo, la corrupción y el crimen organizado.
La delincuencia, tanto organizada como la no organizada, se ha adaptado a las nuevas formas tecnológicas, de aquí que, el ciberespacio se convierta en un ámbito especialmente atractivo para los delincuentes. Estos grupos utilizan el ciberespacio como medio para cometer sus hechos delictivos, como por ejemplo ordenar transferencias bancarias fraudulentas, o al menos como medio de apoyo útil y específico para alcanzar el logro de éstos, como por ejemplo las comunicaciones vía Internet entre traficantes de drogas para sus transportes y citas. Ambos ejemplos tienen en común la utilización del mismo medio.
Según la ONUCD (Oficina de las Naciones Unidad contra el Crimen y las Drogas) se estima que el producto de todas las cantidades de los crímenes en 2.1 trillones $ USA o un 3,6 por ciento del PIB (2009)[3].
El crimen organizado en Europa
Las organizaciones criminales en Europa, debemos significar ante todo, no son comparables a las de Estados Unidos por su origen, capacidad y duración. Desarrollan actividades criminales en ámbitos concretos de negocios y carecen de la vinculación, la tradición y la continuidad que tienen en los Estados Unidos en el “abastecimiento” de bienes y servicios ilegales.
La extensión del crimen organizado en Europa ha venido favorecido por el derecho a la libertad de circulación de los ciudadanos europeos lo que implica muchas posibilidades de movilidad, permeabilidad y facilidad para viajar y trasladar objetos, sustancias, etc.
Según el informe de Europol de 2011[4], en lo que se refiere a la delincuencia organizada, se destaca la relevancia de los grupos criminales que participan en las estructuras de inmigración ilegal que tienden a estar estructurados en redes flexibles de grupos más pequeños con vínculos culturales étnicos o de otro tipo.
Los grupos que más se reportaron como integrantes del crimen organizado relacionado con el favorecimiento de la inmigración ilegal son de origen chino, turco, albanés, indio, Iraquí y ruso.
El grupo criminal organizado suele definirse como el conjunto de delincuentes que, en asociación, cumplen con una serie de requisitos estructurales y funcionales; es decir, que ejecutan ciertas conductas delictivas de acuerdo con ciertas características grupales de organización. La definición de delincuencia organizada, término mucho menos frecuente que el anterior, está sujeta a matizaciones conceptuales parecidas a las que se establecen para diferenciar a los grupos organizados de las asociaciones de delincuentes. Dichas matizaciones dependen, en primer lugar, de los diferentes significados que los especialistas en análisis criminal atribuyen al propio término organización[5].
Con el paso del tiempo la delincuencia organizada diversifica más los métodos, su estructura, son más flexibles y con más movilidad y el impacto que causa en la sociedad confirmándose, como dice Rob Wainwright, Director de Europol «el crimen organizado es un negocio multimillonario en Europa y que está creciendo gracias a la expansión de internet y las tecnologías móviles, la proliferación de rutas de tráfico clandestino así como las oportunidades que ofrece la crisis económica global. Todas ellas han contribuido al desarrollo de una mayor amenaza».
El informe OCTA (Organised Crime Threat Assessment, “Evaluación de las amenazas de la delincuencia organizada”) calcula que el crimen organizado obtuvo mil quinientos millones de euros procedentes de los fraudes realizados fuera de nuestras fronteras con las tarjetas de crédito europeas clonadas. Los altos niveles de cooperación entre los grupos criminales organizados han favorecido que predominen los casos de trueque de mercancías ilícitos. Además de los delitos tecnológicos clásicos de fraude con tarjetas de pago, distribución de pornografía infantil, piratería audiovisual, los delincuentes utilizan la red de Internet para apuntalar actividades como la de las drogas sintéticas, en su extracción y distribución, el reclutamiento y la comercialización de las víctimas de tráfico de seres humanos, de especies en peligro de extinción, la inmigración ilegal, el suministro en el trueque de mercancías, y muchas otras actividades delictivas.
También es utilizada la red por estos grupos, como una útil herramienta de transferencia de dinero y mensajes.
En términos geográficos las actividades criminales más prominentes se sustentan en una estructura logística alrededor de cinco grandes polos donde se concentra la logística relacionada con las organizaciones criminales. A estas áreas, en inglés, se les denomina: The EU’s five organized crime hubs[6].
El punto Noroeste (Bélgica y Holanda) tiene como papel principal el ser el centro coordinador de la distribución de la droga debido a su proximidad a los beneficiosos mercados de venta, a su desarrollada infraestructura comercial y de transporte y a su capacidad de producción. El punto Noreste (Estonia, Letonia, Lituania y el enclave ruso de Kaliningrado) se mantiene como el foco del tránsito de mercancías ilegales desde y hacia la extinta Unión Soviética y como base de una violenta y polifacética amalgama de grupos criminales con alcance internacional.
Los restantes crime hubs son meridionales y se localizan en: el Sudeste (Grecia, Rumania y Bulgaria) es el área que ha experimentado un mayor crecimiento por contrabando de productos ilegales en el Mar Negro y el denominado Eje de los Balcanes así como por el incremento de la inmigración ilegal a través de las fronteras griegas; el Sur de Italia, que destaca por su relación con el mundo empresarial en delitos relacionados con la falsificación de moneda y las mafias que trafican y explotan sexualmente a seres humanos; y, finalmente, el Suroeste (España y Portugal), donde a pesar del cambio de las rutas del narcotráfico, la Península Ibérica continúa siendo la principal zona de paso de cocaína y resina de cánnabis para el resto de Europa así como de trata de blancas.
Grupos albaneses, turcos y de la antigua URSS están tratando de expandirse a la Unión Europea y puede que aprovechen las oportunidades que les brinda la entrada de Bulgaria y Rumania en el espacio Schengen y las recientes excepciones que hace la UE en concepto de visados a los Estados occidentales de los Balcanes, Ucrania y Moldavia.
Los mercados criminales más relevantes en el ámbito de la UE son, el tráfico de drogas, los delitos contra las personas relacionados con la inmigración ilegal y la trata y explotación, los delitos de fraude y la falsificación y comercio de productos falsificados. El tráfico de drogas se valora como la actividad más frecuente cometida por los grupos criminales, así como una de las amenazas de mayor entidad. Holanda y la Península Ibérica se identifican como los dos centros principales de distribución secundaria de cocaína para Europa, si bien aumenta la importancia de la distribución directa de cocaína a los mercados finales de consumo desde escalas intermedias fuera de la UE. Existe una relación directa entre la nacionalidad colombiana y el control de la producción en América y distribución en Europa de cocaína. Igualmente, se observa recurrentemente la participación de marroquíes, lituanos y de otros países de Europa oriental en la distribución interna. La demanda de heroína en Europa Oriental está en aumento. La heroína distribuida en Europa se produce en Afganistán, bajo el control de grupos iraníes y kurdos. Los grupos turcos controlan el tráfico de heroína hacia la UE, donde se distribuye siguiendo patrones étnicos basados en las comunidades turcas de los países europeos.
Los problemas de inmigración ilegal y trata constituyen un problema común en toda la UE. Europa Oriental se focaliza como zona de entrada de inmigración procedente del Este de Europa y de Asia, mientras que la Península Ibérica se identifica como zona de entrada de inmigración de América y África. La inmigración ilegal se caracteriza por su configuración a partir de patrones étnicos tanto para los autores del delito como para las víctimas. Las nacionalidades más frecuentemente asociadas a la explotación, trata e inmigración ilegal son la rumana, la albanesa y la lituana. En el apartado de fraudes, desde el año 2008 se informa que es un factor determinante de corrupción y desestabilización de la dinámica económica.
Crimen Organizado en España
La delincuencia organizada no llegó a nuestro país con la instauración de la democracia ya que, desde antes ya operaban grupos mafiosos, si bien a partir de finales de los 70 es cuando se tuvo conocimiento de su existencia oficial. Durante los años cuarenta y cincuenta, se tiene conocimiento que por Madrid estuvo el famoso “Al” (Alfonso) Capone y por Barcelona “Lucky Luciano”. Otros “capos” menos famosos vivieron años en Andalucía sin ser molestados. Y, como decía, el juez G. Falcone “quien conoce a la Mafia sabe que un hombre de honor nunca viaja de vacaciones”.
España, podemos afirmar, se convirtió en un importante campo de operaciones de la Mafia hace tres décadas ya que es una plataforma de distribución y almacenaje de drogas con vistas al mercado europeo y mundial y lugar idóneo para blanquear dinero el dinero de los negocios ilícitos. En España, además de la acción de la Mafia siciliana descrita, la mafia turca ha actuado desde los años ochenta. Esta mafia se ha dedicado al tráfico masivo de heroína y armas, lo cual le ha supuesto un gran enriquecimiento. Pero, en esta misma época, irrumpe una organización criminal, posiblemente, más potente que la italiana y, de hecho más que la turca, son los cárteles colombianos de la cocaína. Nuestro territorio se ha convertido en una plataforma importantísima en el tráfico de cocaína, sobre todo, para Europa. Estas organizaciones mantienen, por su parte, contactos con las otras dos organizaciones mafiosas. Cabe destacar, asimismo, la vinculación entre los traficantes colombianos y la camorra napolitana a través de los “socios” gallegos.
Es por todos conocido que en Galicia se han creado organizaciones criminales muy potentes que tienen sus orígenes en el tráfico de tabaco y que, posteriormente, utilizaron sus itinerarios, recursos y personal para dedicarse al tráfico de estupefacientes con muy buenos resultados aunque en la actualidad han perdido protagonismo en el campo de la delincuencia organizada. También hay que reseñar la presencia, cada vez mayor, de mafias rusas (grupos de ladrones en la ley), sobre todo en la zona de Levante.
En España, como en otros países, los cambios producidos a nivel político, social y económico, unido al incremento de la inmigración irregular, el avance de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, ha influido de manera directa en el aumento de la presencia de organizaciones criminales.
En su composición nacional destaca la heterogeneidad, ya que el 75% de ellos se consideran mixtos (españoles y extranjeros), principalmente éstos últimos europeos (rumanos, italianos, británicos, franceses, portugueses, alemanes y holandeses) o de otros países (colombianos y marroquíes principalmente). Se observa, no obstante, un incremento de grupos criminales integrados tan sólo por extranjeros.
En lo que se refiere a actividades delictivas, hay que subrayar la tendencia, cada vez mayor, de diversificarlas. Mayoritariamente, no obstante, se observa que la actividad preferida está relacionada con el tráfico de estupefacientes, especialmente cocaína y hachís, al blanqueo de capitales, y el tráfico de armas, entre otros. El blanqueo de capitales aparece como una actividad criminal estrechamente vinculada a las organizaciones criminales debido a la necesidad que tienen de salvaguardar y aprovecharse de las ganancias ilícitas. Sobre todo se observa en las organizaciones criminales dedicadas al tráfico de drogas.