El “modus operandi” de este delito, que se viene conociendo desde principios de siglo, consiste en apropiarse con habilidad o con violencia de importantes cantidades de dinero en efectivo, a cambio de dinero falso mediante el despliegue de una deslumbrante y ficticia operación de compra de inmuebles o joyas – conocida en el argot policial como operación mirabólica– que ejecutan en España y en otros países europeos.
Los delincuentes, la mayoría de origen serbocroata, aparentan ser inversores acaudalados de origen italiano, árabe, indio y últimamente sefardí que engañan a sus víctimas simulando estar interesados en adquirir inmuebles, joyas o realizar inversiones de alto nivel, pero no dudan en usar la violencia si es necesario para consumar el delito.
Las víctimas las escogen analizando anuncios de ofertas de inmuebles o joyas a quienes contactan telefónicamente y los emplazan posteriormente en sucesivas reuniones en hoteles de lujo siempre en otro país diferente al de la víctima.
Las víctimas son atraídas ante la posibilidad de consumar un negocio altamente lucrativo, rápido y discreto en una operación obteniendo un beneficio muy elevado algo que precipitará esta ya que simplemente son deslumbrados en la ejecución de una impresionante puesta en escena que acabará siendo “corrupta”, de ahí su nombre.
El despliegue que emplean resulta abrumador ya que actúan dos o tres miembros en cada operación que dominan varios idiomas aunque preferentemente emplean el italiano dado que residen en Milán muchos de ellos. Visten trajes de marca, calzado, maletines, carteras, relojes y complemento de diseño y utilizan vehículos de alquiler de alta gama haciendo en todo momento una marcada ostentación de poder adquisitivo. Suelen facilitar números de teléfono móvil de países diferentes a los lugares donde actúan para dificultar el seguimiento y control policial y no asisten a otras reuniones que no sean las concertadas por ellos como medida de seguridad.
Facilitan tarjetas de visita diseñadas con toda profusión de detalles de sociedades ubicadas en otros países, página web, correos electrónicos y cargos de alta responsabilidad mercantil que confiere una falsa imagen de seriedad y solvencia que deslumbra a la víctima que posteriormente son desechadas para crear otras.
Según los fines de sus maniobras actúan de dos maneras diferentes:
1.- Cuando el objetivo se centra en una transacción de compraventa de joyas, conciertan la entrevista con la víctima potencial en un hotel. Allí concretan los detalles y llegado el momento de la transacción, entregan a cambio de la mercancía un maletín con diversos fajos en billetes de euro de alta denominación o en otra divisa como francos suizos falsos, por ejemplo.
2.- Cuando el objetivo es una falsa operación de compraventa de un inmueble en la que los estafadores aparecen como compradores, solicitan a la víctima aporte una cantidad superior al precio establecido en la venta en euros en metálico, con la excusa de tener que cambiarlo por otra divisa que dicen portar ya que no quieren hacerlo en un banco por razones fiscales.
A cambio, a la víctima se le promete una comisión por esta operación por el buen precio de la venta de la finca, que no se regatea, como por las ganancias derivadas del cambio de moneda. Toda la operativa exigen que se haga en efectivo por razones de opacidad fiscal y de esta forma garantizar la connivencia de la víctima.
A medida que el proceso avanza, proponen como sitio de encuentro un lugar en el extranjero, alegando para ello que por su trabajo no pueden ir a visitar el inmueble.
En la última fase de la estafa, se establece el intercambio en un hotel distinto en el extranjero donde se debe materializar la operación de compraventa de las joyas o del inmueble, procurándose que esté discretamente concurrido para evitar que la víctima pueda comprobar con tranquilidad el dinero que se les facilita que resultará siendo falso o manipulado y así poder apropiarse del dinero legítimo que la víctima entrega.
Si los delincuentes se percatan que la víctima no accede al cambio, se lo arrebatan con violencia y huyen rápidamente del hotel en sus vehículos.
La policía española e italiana tiene identificados prácticamente a todos los integrantes de estos grupos criminales que no actúan si el beneficio que esperar obtener no es lo suficientemente importante antes de desplegar todo el entramado fraudulento y que suele ser superior a los 200.000 euros por operación.
La víctima, antes de formular denuncia, dado que ha empleado dinero B, realiza múltiples gestiones e incluso se desplazan fuera de España visitando los lugares donde se concertaron los encuentros resultando siempre infructuosa la gestión ya que se trata de miembros expertos en no dejar vestigios de sus hechos sino son investigados por la Policía por lo que resulta siempre necesario denunciarlo lo antes posible para poder localizarlos e intervenir el dinero estafado o hurtado.
Lo ideal en estos casos es denunciar, aunque el rastreo de los estafadores no es fácil: cambian de emails y de webs con facilidad.
Dado que se han detectado muchas operaciones fraudulentas de esta naturaleza, expertos en el sector inmobiliario viene recomendando no se caiga en estas prácticas y acudan a los profesionales y no se fíen de las altas comisiones que ofrecen a empresas o usuarios y si resultan ser víctimas de ellos lo denuncien siempre.
Para ello, se puede acudir a unidades altamente especializadas de la Policía Nacional como la Jefatura Superior de Policía Judicial de Madrid (91 582 23 47), la Comisaría General de Policía (91 582 23 45, [email protected], o la de Barcelona (93 290 30 00).