El consumo de sustancias estupefacientes representa, en sí mismo, una situación patológica del consumidor, dado que no solo afecta a la esfera personal del individuo, sino que repercute a numerosos comportamientos y ambientes de su esfera personal, familiar y social.
En la mayoría de los casos, lo único que preocupa al drogodependiente es la obtención de la dosis necesaria, como hemos dicho, no para sentirse bien, sino para evitar sentirse mal debido a los desastrosos efectos del indeseado síndrome de abstinencia.
Para conseguirlo, se debe neutralizar cualquier barrera que se le presente. La primera afectada es la familiar, que sufrirán las verdaderas consecuencias de su comportamiento y serán las primeras víctimas de determinado tipo de delitos, especialmente robos, hurtos o lesiones. En la esfera social repercute en un aislamiento autoprovocado a consecuencia de su comportamiento antisocial. En el aspecto laboral, provocará una falta de productividad o rendimiento consecuencia de su estado físico y mental, su posible conflictividad con el resto de los compañeros irá posiblemente unido a hurtos o robos, igual que en el ámbito familiar.
Aparte de lo dicho anteriormente, la relación droga-delito en determinados lugares, especialmente aquellos que sufren graves problemas de marginación social provocará la aparición de núcleos delincuenciales vinculados con actividades criminales vinculadas con el tráfico de drogas, delitos contra el patrimonio y blanqueo de capitales.
Para contrarrestar la consolidación de sectores en nuestra sociedad en donde se ofrezcan sustancias estupefacientes el Consejo de Europa ha aprobado en diciembre del pasado año, la Estrategia de la UE por la que se establece el marco político y las prioridades de actuación de la UE en materia de lucha contra la droga para el periodo 2021-2025 y en materia de prevención y detección del tráfico minorista drogas determina, entre otros aspectos, lo siguiente:
El fenómeno de la droga afecta a nuestras comunidades de distintas maneras, ya sea en el plano de la salud, la familia y las relaciones sociales, o en forma de violencia y blanqueo de capitales. Se trata de un fenómeno de carácter mundial y que ningún país puede combatir por sí solo.
En el ámbito de la reducción de la demanda de drogas, el objetivo de la Estrategia es contribuir a la salud y desarrollo seguro de niños y jóvenes y reducción del uso de drogas ilícitas.
La reducción de la demanda de drogas consiste en una serie de medidas igualmente importantes y que se refuerzan mutuamente, incluyendo prevención (ambiental, universal, selectiva e indicada), detección precoz y intervención, asesoramiento, tratamiento, rehabilitación, reintegración social y recuperación.
En lo que se refiere a la reducción de la oferta de droga y a la mejora de la seguridad, la Estrategia aborda todos los aspectos de los mercados de drogas ilegales y contempla la prevención, la disuasión y desarticulación de la delincuencia relacionada con la droga, en particular la delincuencia organizada, a través de la cooperación judicial y policial, el intercambio de información policial, la prohibición, el decomiso de activos de origen delictivo, la investigación y la gestión de las fronteras.
El ámbito de actuación relativo a la reducción de la demanda de drogas comprende una serie de medidas que se refuerzan mutuamente, en particular la prevención, la detección e intervención tempranas, la orientación, el tratamiento, la rehabilitación y la reinserción social y el restablecimiento.
Para ejecutar el Plan de Estrategia de la UE, la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, ha diseñado la Estrategia Nacional sobre Adicciones 2017-2024 en donde se establece, entre otras cuestiones:
En el caso de las drogas ilegales, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, los organismos judiciales y la Fiscalía Antidroga, intervienen sobre cuatro grandes áreas vulnerables de las organizaciones criminales:
1.- El proceso de producción de las drogas a partir de materias primas y precursores, al que ha venido a unirse, en los últimos años, el cultivo de sustancias como el cannabis.
2.- El proceso de distribución mayorista de las sustancias, incluyendo el tráfico internacional y el tráfico interno en cada Estado.
Y en la persecución del pequeño tráfico de drogas, añade:
3.- El proceso de distribución minorista, es decir, de distribución al consumidor final de la sustancia y
4.- El proceso de transformación de las ganancias obtenidas en bienes económicamente cuantificables.
Y como objetivos estratégicos se establece:
- Combatir el cultivo, la producción, importación, distribución y venta de drogas ilegales y la facilitación de estas actividades, incluyendo medios digitales.
- Potenciar las herramientas para la investigación del blanqueo de capitales y la capacitación en esta materia, con especial atención a la recuperación de activos de procedencia ilícita.
Y en relación con el tráfico minorista de drogas especifica:
a) Mantenimiento de planes policiales en el entorno de centros educativos y de ocio.
b) Reforzar la figura de los agentes y fuerzas de seguridad como agentes sociales, claves en prevención (“agente tutor”).
c) Potenciar las unidades policiales especializadas en la lucha contra el tráfico de drogas.
d) Incrementar el control de los puntos de venta de droga al por menor.
Como se observa, la Estrategia Europea de la lucha contra la droga insiste en la importancia que tiene la persecución del tráfico minorista de sustancias estupefacientes como herramienta interna del control de la oferta y demanda de la droga en los países miembros de la Unión Europea ya que se ha acreditado el perjuicio que genera en la salud pública constituyendo ser uno de los escalones principales de la expansión del crimen organizado en el seno de la Unión.