Se recibe el aviso a través de la sala de operaciones de la Policía informando del hallazgo de dos cadáveres en una casa en un municipio cercano a Granollers que está siendo custodiado por unidades de seguridad ciudadana. Esta es la primera noticia que se traslada al jefe de la unidad orgánica de Policía Judicial que ordena la comisión inmediata del grupo al lugar de los policías especializados en homicidios.
El exterior de la escena se precinta adecuadamente y se custodia hasta la llegada del grupo de Homicidios y Policía Científica. Una vez en el lugar, se recogen las manifestaciones de la primera dotación policial que ha llegado al lugar y se espera la llegada de Policía Científica que una vez protegidos sus integrantes con guantes, calzas, gorro y uniformes aislados, entran en la escena para realizar la primera inspección del lugar y en cuanto lo autorizan, entra equipado de la misma forma los responsables de homicidios para realizar ambos equipos la diligente inspección ocular técnico policial.
Esta escena, como todas las que están rodeadas de violencia mortal con el empleo de armas blancas, tienen el mismo aspecto que solo los policías, forenses y jueces identifican singularmente. Ese silencio abrumador, caras expectantes en el exterior, consolación de los familiares que son acompañados por funcionarios al exterior del lugar, y ese olor inconfundible a sangre que rodea todo el espacio donde tienen que trabajar durante largo tiempo para poder recoger todos aquellos indicios que permitan reconstruir todo lo que ha podido suceder momentos antes.
Este momento, resulta ser el más impactante y estresante que debe asumir el equipo investigador conscientes de su gran responsabilidad que saben les acompaña al ser los protagonistas de la reconstrucción de hechos de consecuencias tan terribles ya que un error en su pericia puede invalidar el proceso penal posterior e imposibilitar imposibilidad poder esclarecerlo y ser conscientes de que son los primeros que, después del autor del crimen, han llegado a la escena donde se ha privado violentamente la vida a dos personas inocentes, algo que tan solo pueden reconstruir quienes han asistido a esa escena que recoge el resultado de esa violencia mortal.
Y, este momento, no lo han vivido ninguno más y menos quienes se han dedicado simplemente a comentar en redes sociales lo que otros han visto, estudiado e investigado lejos del sacrificio que conlleva esta labor a estos profesionales al dedicar todo el esfuerzo en esclarecer el crimen y poner a disposición judicial al autor de los asesinatos.
En este caso, los policías observan la presencia del cadáver de una mujer con múltiples heridas de arma blanca que se encuentra decúbito prono, semidesnuda y yace en medio de un gran charco de sangre en el centro del salón situado en la planta superior de la casa familiar donde vivían las dos víctimas, el autor de los hechos y sus dos hijas. Su madre, cadáver, y con una gran cantidad e heridas también de arma blanca, se encontraba en el rellano superior de la escalera que daba acceso al salón, decúbito supino y también en un gran charco de sangre. Apareció su bolso cerca del cadáver abierto y con los objetos desperdigados.
La puerta trasera de la casa y que daba a la cocina estaba abierta y con un cristal roto con manchas de sangre y con un cenicero de barro roto en su interior con el que había fracturado aquél. Se observaron fragmentos de este cristal en el exterior más que en el interior. La cocina no estaba desordenada pero la habitación contigua a ésta y el salón estaba totalmente revueltos. Los cajones del armario y del xinfonier estaban fuera y con todo su contenido encima de la cama y el suelo. Algunos objetos de oro estaban en el suelo y en el patio exterior de la casa. Incluso se hallaron objetos de valor en el exterior de ésta siguiendo la dirección que apuntaba José Luis había adoptado el supuesto intruso. Seguían un recorrido extraño e ilógico. El baño se encontraba ordenado y limpio y el lavamanos sorprendentemente brillante. Demasiados indicios anárquicamente distribuidos que apuntan a una escena criminal amañada por su autor como se pudo demostrar después.
En el juicio, se declaró probado, entre otras cosas se describen las heridas mortales causadas a una de las víctimas de la siguiente forma:
PRIMERO.- El acusado (que resultó ser condenado) J.L. R.B., mayor de edad [..] convivía con su esposa S. C. A. y sus dos hijas menores, así como con su suegra M.E. Á. V., en Ll. de V., a la espera de terminar su casa nueva que el matrimonio J.L. R. B. y S. C. A. se estaba construyendo en una urbanización de la citada localidad.
SEGUNDO.- Entre las 12:00 y 14:00horas del lunes 3 de mayo, S. C.A., estando en el interior de la vivienda fue agredida con un arma blanca, de un solo filo, causándole un total de 13 heridas (9 en el tronco y 4 en las extremidades superiores), entre ellas:
Una herida incisa localizada en el límite entre el hipocondrio izquierdo y la zona izquierda superior del mesogastrio, a 55 cm. Del ombligo, de 37 mm. de longitud y 14 mm. de profundidad, que atravesó el tejido celular subcutáneo, grasa peritoneal, entrando en cavidad abdominal, que seccionó la arteria y vena ilíacas izquierdas, a nivel de bifurcación de la aorta abdominal.
Otra herida localizada en región torácica anterior izquierda, a nivel de las últimas costillas, de 36 mm. de longitud y 15 mm. de anchura, presentado un trayecto interno de 12 cm. de longitud, que atravesando la musculatura diafragmática y alcanzando la cavidad abdominal, produjo la perforación del lóbulo hepático derecho por su parte inferior, lesión del meso con afectación del intestino delgado, seccionando la capa serosa y mucosa, a nivel de la primera porción del duodeno; sección de páncreas y de los vasos mesentéricos, arteria hepática común, arteria esplénica y mesentérca superior, alcanzando la cara anterior de la columna vertebral a nivel dorsal.
Y otra herida incisa localizada en cuadrante inferior medio de la mama izquierda, de 38 mm. de longitud y 20 m. de anchura, que atravesó el plano cutáneo y subcutáneo, en dirección a la línea medial esternal, seccionando dicho hueso provocándole un corte de 1,5 cm. de longitud, y alcanzando posteriormente la membrana pericárdica perforándola, evidenciándose un hemopericardio de 30 cc.; existiendo perforación de 1 cm. de longitud a nivel de la orejuela derecho, atravesándola, llegando a lesionar la parte superior de la aurícula derecha.
A consecuencia de las cuales S.C.A. sufrió la rotura de la arteria y vena ilíaca izquierdas, sección del duodeno, páncreas, vasos mesentéricos, arteria hepática común y mesentérica superior y perforación del pericardio con lesión de aurícula derecha, teniendo una hemorragia masiva (shock hipovolémico) que le produjo su muerte por paro cardiorespiratorio”.
Pero, para llegar a conseguir la identificación del autor de estos terribles crímenes, su detención y condena posterior, los investigadores no les ha bastado leer cuatro artículos de Criminología, ni visionar series televisivas de crímenes, sino que deben estar cualificados profesionalmente y acreditar la suficiente experiencia y seguir un procedimiento reglado que, ajustado a nuestro Ordenamiento Jurídico, permita obtener todos aquellos indicios que posteriormente puedan ser aportados a la causa criminal y poder esclarecer todos los detalles que rodea la comisión del delito, identificar al autor, detenerlo y ponerlo a disposición de los jueces.
Y, esta es la labor cotidiana y discreta que realizan los funcionarios de policía judicial y científica que trabajan en nuestro país, discurre diametralmente opuesto al ruido que hacen unas pocas personas que, sin conocer ni por asomo como se desarrolla un proceso de investigación de esta naturaleza, se permiten el lujo de constituirse en expertos en delitos violentos en primera persona en las redes sociales o reuniones de amigos de la novela negra.
Y, ¿cuáles son las gestiones que deben hacer estos investigadores? Describo tan solo de forma esquemática las más importantes:
Los primeros actuantes deben realizar funciones como anotar la hora de llegada, comprobar la realidad de los hechos y asegurar la zona, anular posibles fuentes de riesgo o peligro inminente y, si fuere necesario y está con vida las víctimas, auxiliarlas.
En el caso de que aparenten ser cadáver se deberá verificar la parada definitiva de cualquiera de las funciones vitales, como la función respiratoria, circulatoria y nerviosa o la aparición signos negativos de vida como los fenómenos cadavéricos como procesos naturales propios de los organismos sin vida, producidos por la acción de influencias ambientales y bacterianas, todo ello protegidos con guantes, mascarillas y calzas dependiendo del tipo de hecho delictivo y el escenario en el que el mismo haya tenido lugar.
Simultáneamente se debe proceder al acordonamiento de la escena del delito con cinta policial, vallas y vehículos policiales procurando que la escena del crimen permanezca en el mismo estado en que la dejó el delincuente, y vigilar que no se alter el estado de las cosas en ningún momento.
Se debe evitar la entrada de personas ajenas a las tareas médicas, policiales y judiciales, y preservar huellas lofoscópicas, restos orgánicos, inorgánicos, elementos balísticos y demás vestigios e indicios relacionados con el delito que pudieran existir en las inmediaciones.
Se deben identificar a todas las personas que pudieran estar en la escena o inmediaciones sin que se ausenten del lugar hasta que sean entrevistados por los integrantes del grupo de homicidios.
Se deberá informar de inmediato al Juzgado de Guardia, médico forense y funcionarios de homicidios y policía científica e identificar a la víctima si es posible sin alterar la escena y esperar la llegado del Magistrado y/o médico forense para realizar la Inspección Ocular Técnico Policial
En el siguiente articulo describiremos cómo se desarrolló la inspección ocular de la escena del crimen.