En la técnica del interrogatorio a testigos y sospechosos de crímenes hay mucho escrito en las redes sociales donde, algunos de sus protagonistas, se identifican como expertos multidisciplinares al estar dotados de una serie de cualidades exclusivas que han adquirido leyendo y que nunca, por desgracia, han podido practicar y, a pesar de ello, manifiestan poder identificar la mentira, prevenir el delito y esclarecer el porqué se han cometido los más horrendos crímenes a través de entrevistas que nunca podrán efectuar en la práctica porque las leyes procesales no se lo permiten que se niegan a reconocer y que reiteran con retroalimentación inútilmente.
La técnica de la entrevista al testigo y al sospechoso en una causa criminal tienen unos protagonistas que las leyes procesales determinan muy nítidamente, el juez, el fiscal y el funcionario de la policía judicial son a quienes le compete su ejecución como todos sabemos. Esta técnica sigue los criterios que se basan mayoritariamente en la entrevista policial cognitiva que se considera como una de las técnicas más eficazmente aplicadas a investigaciones criminales que permite ayudar a las personas a recordar. Se ha afirmado de forma generalizada que la entrevista cognitiva incrementa la cantidad total de información correcta sin que se incremente el número de errores o invenciones. Su nacimiento, evaluación, aplicación y replicaciones, se encuentran en los estudios de Geiselman[1] y su equipo de investigadores, por lo que se les presta especial interés.
Estudios realizados ponen de manifiesto, como dice OTIN DEL CASTILLO[2] que los policías entrenados en esta técnica consiguen un 45 por 100 más de datos sin empeorar la calidad de los resultados, es decir, sin aumentar la proporción de recuerdos falsos. Su mayor inconveniente es el tiempo que hay que emplear en su aplicación, tiempo del que en muchas ocasiones no se dispone. El fundamento teórico del método consiste en establecer los recursos asociados a sus orígenes externo y contextuales algo que se consigue al situar al entrevistado en la situación que permita lograr una mejor elicitación de sus recuerdos. Aplicada esta técnica a la entrevista en la investigación de los homicidios podríamos establecer el procedimiento que se describe.
En primer lugar, la experiencia demuestra que debe realizar solo por un entrevistador, el policía más experto en esta modalidad de indagación, que haya estado presente en la inspección ocular de la escena del crimen y conozca todos los detalles del alcance de la investigación.
La dependencia donde ser realice debe ser idónea, bien iluminada, confortable, aislada y dotada de salas de espera neutra, evitando en todo momento la presencia de otras personas en un contexto que evite cualquier interrupción, ruidos, llamadas telefónicas, consultas, etc. y procurar en todo momento escuchar sin necesidad de iniciar, en ese momento, la transcripción literal de las manifestaciones por escrito.
La primera fase de la entrevista se constituye el Rapport, entendido, no como método de terapia de psicología clínica como se entiende normalmente, sino como tarea llevada a cabo por dos personas que necesitan llegar a un buen grado de compenetración, y que integra el siguiente proceso:
Se deberá empezar realizando preguntas muy generales sobre el entrevistado relativas a aspectos relacionados con él procurando buscar una actitud positiva o satisfactoria que permita relajarse y evitar reticencias a su desarrollo siempre en actitud de escucha activa dirigidas a aspectos genéricos y abiertos sobre el contexto de la investigación centrada en la participación suya en la escena del crimen, antes, durante o después.
La comunicación no verbal es importante por lo que se debe procurar en todo momento que la conversación se realice de forma relajada, hablando despacio, manteniendo el contacto ocular y asintiendo con la cabeza como signo de interés en su escucha y no exteriorizar sorpresa ante cualquier declaración que realice.
Se debe mantener en todo momento empatía al escuchar sus respuestas permitiendo que se exprese libremente sin interrupciones mediante preguntas deben ser claras, concisas y evitar utilizar aquellas que pudieran considerarse sugerentes sin interrumpir al entrevistado, respetar sus silencios y permitir todas las interrupciones que solicite.
La siguiente fase se debe dirigir al recuerdo y transferencia del control, mediante la narración libre que se desarrolla en invitando al entrevistado para que se esfuerce en recordar, aunque parezca insignificante, lo que ha podido ver sin establecer tiempo ni prisa en la exposición
La clave de esta fase consiste en transferir el control de la situación al entrevistado para que se percate que es él quien dirige la entrevista al constituirse en el foco de atención principal, teniendo en cuenta que durante esta narración libre lo que se suele contar son los hechos y menos los detalles que son interesantes para identificar a las personas y lugares y sobre los que se preguntará en la fase posterior.
A continuación, se trata de situar al entrevistado en la escena de los hechos para establecer el contexto personal y material del delito a fin de que se establezca sus emociones y percepciones mediante preguntas como ¿qué sintió en el momento que observó el hecho? o vuelva a recordar su situación en el lugar de los hechos con preguntas como ¿cuál era su actividad en ese preciso momento? y una vez iniciado su posicionamiento contextual sugerirle a que narre con todo detalle lo sucedido libremente.
La siguiente fase, es la más delicada, en la que se debe procurar establecer previamente un guión de preguntas, fruto del resultado de la inspección ocular de la escena del crimen y de las primeras gestiones realizadas por los policías actuantes. Las preguntas deben centrarse en aquellos detalles que el propio entrevistador ha mencionado pero que no ha aclarado espontáneamente no sobre cuestiones que el policía considere oportuno preguntar.
Es conveniente volver a recordarle que amplíe aquellos aspectos que no ha mencionado con el detalle que se requiere en la investigación y situarle de nuevo en la fase anterior para que lo aclare sin límite de tiempo por insignificante que le parezca.
Una forma de iniciar esta fase puede ser: “Voy a hacerle algunas preguntas basada en lo que me comentado. Si ignora la respuesta, basta con que me conteste “no sé”. Dígame lo que recuerde en respuesta a mis preguntas”. Es esta fase cuando se debe empezar a transcribir con todo detalle las manifestaciones efectuadas por el entrevistado.
Si se trata de identificar a un sospechoso bastaría con formular preguntas del orden de “ha mencionado que vio al agresor huyendo del lugar, me gustaría que tratara de hacerse una imagen de él en su mente, piense en su parecido, apariencia general, ¿qué ropa vestía?, ¿cuál era su complexión?, ¿le oyó hablar?, ¿qué dijo y qué acento tenía?, ¿llevaba un arma?
En la siguiente fase, conocida como recuperación extensiva, lo que se pretende es procurar que el entrevistado se esfuerce más para recordar utilizando nuevas estrategias trasladando a aquél que la gravedad de los hechos obliga a realizar un esfuerzo añadido para recuperar el recuerdo.
Al establecer un cambio de estrategia en las preguntas, se permite obtener más información, y para ello se puede establecer la técnica de recordar en orden distinto al desarrollo cronológico de los hechos con preguntas como ahora vamos a intentar algo que puede ayudar a recordar más detalles y para ello voy a pedirle que describa lo que pasó pero desde atrás hacia delante, con todo detalle de nuevo ¿Qué es lo último que observó?
La última fase que podemos denominar resumen, el entrevistado habrá transcrito todo lo desarrollado en la declaración del testigo y procederá a leerlo despacio y observando la reacción de éste realizando pausas por si en su desarrollo aparecen nuevos recuerdos para poderlo incorporar en sus manifestaciones.
Es importante resaltar en las pequeñas interrupciones que se agradece su colaboración y lo importante que resulta que colabore en el esclarecimiento de los hechos y al finalizar entregarle un teléfono de contacto por si aparecen nuevos recuerdos.
Posteriormente se deberá contrastar todas las manifestaciones del entrevistado con la de otros testigos o sospechosos a fin de verificar la verosimilitud de lo narrado y de esta forma permitir esclarecer los hechos sucedidos.
[1] Geiselman, Fisher, Firstenberg, Hutton, Sullivan, Avetissian, y Prosk (1984) como otros autores posteriormente, hacen referencia al estudio de la Rand Corporation sobre el proceso de investigación y resolución de casos judiciales, cuyas consecuencias descansan en dos figuras policiales fundamentales: a) los interrogatorios entrevistas policiales, y b) los procesos de identificación en ruedas de reconocimiento, tiras o álbumes fotográficos. Se considera que la aptitud de los investigadores policiales para obtener testimonios, cuantitativa y cualitativamente importantes, es vital para la actividad policial. (Citado por José Ibáñez Peinado, Psicopatología Clínica Legal y Forense, Vol. 8, 2008, p. 131)
[2] OTIN DEL CASTILLO, J.Mª, Psicología Criminal, técnicas aplicadas de intervención e investigación policial, LEX NOVA, S.A.U., Valladolid, 2ª edición, 2010, página 94