La entrevista en casos de homicidio: labor de expertos (1)

En cualquier investigación criminal y en especial en los casos de homicidio resulta imprescindible reconstruir, del modo más exacto posible, cómo han ocurrido los acontecimientos previos al suceso a fin de determinar qué personas y de qué modo pueden resultar implicadas.

Por esta razón intervienen en la escena del crimen diferentes actores especializados que emplean numerosas técnicas y su experiencia con un denominador común a fin de garantizar de modo riguroso y científico la identificación, recopilación, preservación, custodia  y análisis posterior de los indicios hallados que puedan explicar cómo discurrió el suceso.

Se suelen clasificar los indicios hallados en la escena del crimen en dos grandes grupos, los objetivos y que estudia la Criminalística en todas sus especialidades y los inmateriales que se corresponden con actores mentales que aparecen en todos los crímenes como las víctimas y, en mayor o menor medida, otros como testigos, sospechosos o presuntos autores directos o indirectos y que son objeto de investigación policial. Es por esta razón, que la labor de los investigadores de la policía judicial especializados en el esclarecimiento de los homicidios deben prestar, desde el mismo momento en el que se tiene conocimiento del hecho, de la identificación de todos las personas que han podido estar presentes en la escena del crimen. 

No debemos olvidar que las declaraciones de los implicados, de una u otra forma, se va a obtener a través de la entrevista, que debe considerarse como una técnica más dentro del conjunto de las técnicas de investigación criminal y que, contrariamente a la creencia más vulgar, fruto de la malsana imaginación de aficionados a la investigación criminal, no constituye una labor fácil de los que aún quien piensan que lo puede realizar cualquiera que se considere experto/a en la delincuencia violenta, al haber visionado largas series completas de series policiales de mentes criminales o el silencio de los corderos, y haber devorado todas las novelas de crímenes escritas en la red y que sueña algún día entrevistar crimínales en prisión.

Se requiere, en su contra, habilidad, destreza, conocimientos jurídico-procesales y larga experiencia, algo que solo se adquiere con una especializada formación, conocimientos jurídicos y experiencia policial que solo se consolida con el ejercicio profesional serio y riguroso, al igual que sucede en otras profesiones como la del médico especialista o abogado penalista, por ejemplo.

Pero no solo se debe exigir este perfil a los investigadores especializados de homicidios sino que resulta vital la correcta actuación de los policías que realizan labores más generalistas como son los miembros de dotaciones de seguridad ciudadana que deben adoptar una serie de medidas de vital importancia como la asistencia de la víctima o custodia del cadáver, protección de la escena, control de accesos, precintado de vestigios, identificación de personas presentes, entre otras y que deben poseer una serie de habilidades sociales básicas como, por ejemplo, las de empatizar, parafrasear, resumir, concretar, preguntar y clarificar[1].

Las entrevistas que se realizan en el mismo escenario del crimen por los policías especializados de homicidios suelen denominarse toma de manifestación y que consiste en una entrevista personal en la que el informante relata honesta y voluntariamente lo que recuerda sobre lo ocurrido, contestando preguntas formuladas por el agente policial en un clima de colaboración[2].

Esta entrevista de investigación resulta imprescindible por varias razones, máxime cuando se trata de un delito tan grave como es el homicidio, ya que constituye el procedimiento más habitual de trabajo policial en todos los países de nuestro entorno cultural y porque se trata del mejor método que permite obtener datos, pistas o referencias que facilitan los testigos y las víctimas y que influirán decisivamente en el desarrollo de la investigación policial.

Esta labor se complementará con el resultado de la investigación realizada por los funcionarios especializados en criminalística como la dactiloscopia, la balística, la inspección ocular técnico policial, ADN, etc. Por esta razón, resulta muy importante que los investigadores empleen técnicas de entrevista capaces de contrarrestar las influencias negativas que comporta su ejercicio cuando se dirigen a personas que son capaces de ocultar ante el policía sus recuerdos y sus más íntimas emociones.

Por desgracia, en nuestro país, no se forma especialmente en esta parcela tan importante limitándose los programas de formación policial a adiestrar al futuro policía en el conocimiento de áreas como la Sociología, la Psicología, la Deontología profesional y otras disciplinas que se emplean en el ejercicio de la práctica de la entrevista, pero no se enfoca su aprendizaje como un área concreta de perfeccionamiento profesional.

Es por ello, que el adiestramiento en esta importante especialidad se adquiere a través de la puesta en práctica de esos conocimientos teóricos en el ejercicio profesional fruto de la investigación criminal de los diferentes hechos a los que debe enfrentarse el policía y esa es la verdadera escuela.

Desde hace muchos años existe consolidada una doctrina de praxis policial que afirma, sin género de dudas, que la segunda escuela policial se encuentra en el ejercicio profesional en determinadas plantillas donde el índice delincuencial es muy elevado como Barcelona o Madrid. Esta afirmación confirma, al igual que en otras profesiones, que los mejores profesionales de la policía se han formado en plantillas de esta naturaleza, igual que sucede en otros campos como la Medicina, por ejemplo.

[1] Van-der Hofstadt Román, C.J. El libro de las habilidades de comunicación, Ediciones Días de Santos, 2005.

[2] González Álvarez, J.L. (2015). La entrevista y el interrogatorio de sospechosos. En Andrea Giménez-Salinas Framis y José Luis González Álvarez, Investigación criminal. Principios, técnicas y aplicaciones, página 186, Madrid: LlD Editorial Empresarial.